lunes, 5 de mayo de 2014

¿QUEDA HONRADEZ EN ESPAÑA?




Uno podría preguntarse, a la vista de todos los casos de corrupción política y empresarial que saltan encadenadamente y día tras día en los medios de comunicación, si existen personas honradas en este país capaces de ocupar puestos de cierta responsabilidad o poder. La respuesta es un rotundo sí.




Claro que han existido y existen personas muy capaces y dotadas para ello. El problema no radica en que no las haya, sino en que el sistema las excluye. Sencillamente son inútiles para un sistema que por sus estructuras básicas de funcionamiento favorece al corrupto, al ambicioso capaz de saltarse cualquier norma o regla para alcanzar más dinero y poder en el menor tiempo posible. Pues ese es el mundo que dispone el rodillo del capitalismo cuando pasa sobre los estados y territorios. Y la globalización ha favorecido la metástasis de ese capitalismo insaciable. El objetivo de este juego perverso y malévolo es el dinero y el poder, elementos claramente ligados e interdependientes. 


A quienes están en la cúspide de ese sistema (unos cuantos privilegiados amos reales del mundo) no les interesan las personas honradas ni inteligentes, pues pondrían en riesgo sus privilegios. Lo idóneo para ellos es utilizar a los menos cualificados y con menos escrúpulos, y por tanto más fácilmente manipulables. A estos, los arrastran hacia "el lado oscuro" otorgándoles pequeñas parcelas de poder y beneficios económicos con tal de que mantengan el propio funcionamiento del sistema corrupto. Y estos siervos con privilegios, que en un mundo de valores y honradez tendrían nulas posibilidades de triunfar y muy pocas de alcanzar tales privilegios, asumen el riesgo de que algunos acabarán siendo cabezas de turco que serán ofrecidos en sacrificio como justificación y método para mantener calmadas a las masas. 



En España no lo han podido hacer mejor, ya que además aquí ya había una casta de privilegiados que no tenían que modificar en gran medida sus métodos o estructuras vitales habituales, simplemente tenían que entrar en el juego global, trasladándolo a sus escalas de poder o ámbitos territoriales. No podemos decir que algunas personas honradas no acabasen sucumbiendo a las tentaciones y atravesando las fronteras de sus propios valores y ética, pero muchos no lo hicieron. Sencillamente lo que ocurrió es que esas personas honradas siguieron trabajando y actuando conforme a sus principios y valores, manteniendo su dignidad y honor, y llevando vidas humildes. Unos con más suerte que otros, o más formación y capacidades, pero dentro de unas escalas y diferencias entre sí normales y razonables. Eso sí, lógicamente sin destacar lo más mínimo y sin más oportunidades que esa vida de esclavos del sistema con ciertas comodidades que les mantenían dóciles. El propio sistema, cruel y agresivo, contribuía a que estas personas se encerrasen aún más en sus vidas sencillas, no sin frustración pero sin oponer resistencia, dejando el camino libre a los soldados del "Frente Capitalista Desalmado" (FCD).



De esta forma, el capitalismo se extendía durante nuestra democracia, llegando a cada escaño de cada concejalía del pueblo más pequeño y apartado. La globalización perversa que lo favorece, iba allanándole el terreno y lo que es peor, sin identificarse con ninguna opción política concreta. Se trataba de dinero y poder con la posibilidad de acuñarle las siglas que fuesen necesarias siempre y cuando al final se acabasen aceptando sus sencillas pero terroríficas reglas. De la misma forma, el FCD copaba los puestos en los consejos de administración de muchas grandes empresas, y por supuesto de las entidades financieras, otro elemento clave para su expansión y éxito.


 En este escenario, las personas honradas pasaron a ser meros supervivientes frustrados. Inadaptados mendigando las migajas que caían desde las altas esferas, donde se movían realmente los hilos de todo.


Hasta tal punto ha sido todo así, que el propio estallido de la crisis financiera o la burbuja inmobiliaria en el caso concreto de nuestro país, no ha constituido ningún problema para el sistema capitalista. Lejos de ello, es un simple mecanismo de corrección, y una oportunidad para apretar aún más las tuercas. El lector no tiene más que ver cuál va a ser el resultado final ahora que, según nos dicen, empezamos a ir saliendo de la crisis: Más dinero y poder concentrado en menos manos, la clase media prácticamente desmantelada y los pobres mucho más pobres. ¿Crisis? ¿Qué crisis? ¡Vivan las crisis como ésta!...dirán algunos.


Que nadie se lleve a engaño, corrupción, capitalismo y crisis son fichas del "Juego del Poder", con el que unos pocos se divierten y disputan cuotas de poder y dinero, mientras que otros, la mayoría, sufrimos las consecuencias. Creo que sólo una verdadera revolución de las personas honradas y con dignidad, que expulse a los súbditos privilegiados que utilizan como siervos los poderosos (sean dichos siervos políticos, empresarios, jueces o banqueros) y que cambie de sistema restableciendo valores y ética, podrá devolvernos un futuro de ilusión y de esperanza. Sin sus siervos repartidos por todos los territorios y estamentos sociales, los poderosos quedarán indefensos y la Justicia con mayúsculas podrá dictar sus sentencias. Por muchos casos de corrupción que afloren (que no dejan de ser la punta del iceberg), esto no nos llevará por sí solo a la solución. Máxime cuando de todo el elenco de corruptos que vamos conociendo sólo unos pocos acaban en la cárcel, y muy pocos cumplen condenas acordes al daño que realmente han hecho al país. Tampoco se conocen casos en el que los declarados culpables por la justicia hayan devuelto el dinero robado o despilfarrado. Por tanto, la solución definitiva pasa por deshacerse de la manzana podrida  con todos sus gusanos, o volveremos a tener en breve otra nueva generación de moscas revoloteando al olor del dinero fácil y el poder.


Apelo a una revolución de la gente honrada y con dignidad para que salvemos a este país a tiempo, o el final natural de este sistema pasará tarde o temprano por un colapso que llevará sin duda al desorden y la violencia, en definitiva, a perder todo aquello que creíamos recuperado y ganado (democracia, separación de poderes y estado del bienestar).

9 comentarios:

  1. Muy buen artículo Toni... con tu permiso pongo un fragmento de la entrevista a Pedro Jara Vera, autor del libro que estoy leyendo estos días: "El mundo necesita terapia", y que está muy relacionado con el tema de tu artículo:
    "Lo que digo es que cabe esperar lógicamente, a tenor de nuestros conocimientos actuales, una cantidad desproporcionadamente elevada de personas inconvenientes para el buen gobierno en los altos puestos de liderazgo económico y político. Es así porque la estructura y la dinámica de nuestros sistemas de recompensa y castigo, y la medida del éxito que se establece en nuestra sociedad, favorece a las personas que tienen pocos escrúpulos y frenos morales, que se mueven por intereses muy egoístas, y que a la vez poseen altas habilidades persuasivas y de carisma social. Y éstas son las características que definen de manera clara a las personalidades psicopáticas. La gente suele pensar que la psicopatía va unida a la agresividad y la violencia, pero lo cierto es que son cosas distintas, que pueden coincidir o no. Existen demostradamente muchos psicópatas educados, bien formados y con éxito profesional y social, nada violentos, extraordinariamente capaces de poner en marcha la manipulación y la usura de “guante blanco”. Nuestras estructuras de recompensa y nuestra medida imperante del éxito son idóneas para ellos. El caso de los hipercompensadores puede ser algo más difícil de entender, porque implica comprender que existen mecanismos inconscientes de defensa en virtud de los cuales muchas personas acomplejadas, carentes de una buena seguridad básica, de un sentimiento autónomo de valía personal y tal vez con importantes vacíos afectivos, luchan en su vida denodadamente por escapar de esos sentimientos haciendo esfuerzos compensatorios por irse al lado opuesto. Las personas más dispuestas a invertir energía en acceder a puestos de reconocimiento social, de poder, de estatus, son con mucha frecuencia personas con grandes carencias psicológicas que buscan ahí una forma de pseudoterapia. Es el “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Esto es algo bien conocido por cualquiera que se dedique a mi profesión, algo que se da en todos los niveles de nuestra estructura social, y también bien negado habitualmente por las personas que lo padecen. ¿Es aterrador? Es lo que hay. Y sería importante entender que el problema central no está en nuestros líderes, como seres a los que echar la culpa de todo, sino en un paradigma de vida dominante, en unos valores rectores que de hecho favorecen a este tipo de personas, y no a otras más capacitadas para pensar en el bien común."

    Un abrazo!

    David

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    1. Muchas gracias David por tus palabras y por enriquecer el debate con tu aportación de Pedro Jara. Creo que también estoy muy de acuerdo con él.
      Un abrazo

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  2. Tony,mira las encuestas,el PP ganara por mas diferencia.
    El problema son los españoles,no la entelequia España.Se acostumbraron desde la guerra contra los arabes y la conquista de América a vivir robando y matando.No trabajando.
    Lo siento ,es lo que hay.
    Explicame tu porque a las 10 de la mañana ,el pais entero se para para el bocadillo,unico en el mundo.Hasta los autonomos dejan de trabajar una hora.

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    1. No estoy de acuerdo con eso Alfdredo. Lo que he intentado hacer ver precisamente en el artículo es que no todos somos así, de hecho la inmensa mayoría no somos así. Pero esa minoría de corruptos sin escrúpulos si es verdad que ha tomado el control, y por eso la sociedad debe luchar por expulsarlos de las instituciones. Complicado si que es, mucho, pero no imposible, y ese es el camino que entiendo que debemos tomar las personas con dignidad y honradas.

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  3. killo,
    sin duda, tu mejor argumentación de los artículos que he leído, muy fino tu repertorio, digno de editorial de diario. ¡Enhorabuena! La parte negativa y más cierta es que al final pagamos los mediocres, y toda esa panda de ladrones evaden impuestos y cárcel. Y sin entran en prisión es por poco tiempo y sin devolución, cosa incomprensible. Reitero, me gustó mucho!

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Para mi los mediocres son ellos, los corruptos, aunque "se lo lleven calentito", la felicidad está claro que no está en el dinero y el poder, y la mayoría me parecen más enfermos que seres felices. Y también te diré que deberían tener ojo con tensar demasiado la cuerda, porque todos tenemos nuestros límites...(Aunque en eso si que soy pesimista, quien no tiene escrúpulos ni principios y actúa sólo bajo la ambición, acaba su "misión" cuando el entorno explota)...

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  4. Hola Tony, muy buen artículo. La pena es que la corrupción está arraigada en lo más profundo de nuestra sociedad (a todas las escalas quiero decir) y creo que eso es muy difícil de cambiar... No obstante, ¡ojalá las encuestas se equivocaran por una vez y nos lleváramos una sorpresa en las próximas elecciones!!! Un abrazo

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    1. Gracias por tu comentario Marisa. Pues si, ojalá, porque eso sería una fantástica señal para el sistema y para los corruptos de que el pueblo no está tan dormido y adocenado como ellos creen...es muy difícil pero no imposible y entre todos los que lo creemos así tenemos que hacer un esfuerzo para en la medida de nuestras posibilidades cambiar las cosas. Un abrazo.

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