martes, 21 de enero de 2014

CUANDO EL MIEDO CAMBIE DE BANDO





Las diferentes formas de poder siempre han utilizado el miedo para someter al pueblo, pero ¿qué ocurre cuando son los poderosos los que temen?. ¿Tiene miedo la poderosa y rancia derecha española a una revolución del pueblo?.

 

El poder utiliza siempre el miedo, al igual que lo hacen la mayor parte de las religiones, como forma de garantizar su dominio sobre las masas. En España, el miedo ha sido utilizado especial y cruelmente por la derecha1, antes y después de la dictadura, y por supuesto durante, pues el  acomplejado y sanguinario Franco hizo valer su poder fusilando y apaleando a diestro y siniestro a todo aquel del que se pudiera sospechar (o sencillamente fuese acusado) de resultar contrario a la dictadura, aunque sólo fuese de pensamiento2. Actualmente, además, al poderoso yugo del miedo la derecha añade una nueva estrategia, la de la mentira institucionalizada y generalizada, incluso aquella que podría perjudicarles, pero que una vez extendida por los medios de comunicación, acaba dándoles más réditos que dolores de cabeza. Con esta estrategia consiguen que los ciudadanos desconfíen de políticos, periodistas, jueces y otras instituciones. La sociedad como tal queda así desarmada, y ellos pueden campar a sus anchas por muy corruptos que sean y "manejarlo todo" con mayor impunidad. En mi artículo anterior de La Trincherrera, LOS "ME GUSTA" DENUESTRA CONCIENCIA Y LA AUSENCIA DE REVOLUCIÓN , planteaba otro factor más acerca del por qué la sociedad no acaba de reaccionar y no se ha iniciado ya una revolución, cuando convivimos en un caldo que a cualquier historiador podría parecerle idóneo para ello: la informatitis, o sobredosis de información acompañada de su correspondiente adicción.


Por tanto, podemos decir que sobre los ciudadanos de este país actúan fundamentalmente tres elementos que los desactivan: el miedo (miedo a perder los pocos privilegios o derechos que poseemos), la desconfianza generalizada (que incrementa el miedo y la apatía y que es alimentada desde el poder para tapar así mucho mejor sus vergüenzas), y la adicción a la información, que se ve también sobrealimentada en este caso no solamente por nuestros dirigentes, pues es un fenómeno globalizado, pero aprovechan que les viene bien y lo fomentan. 


Sin embargo las descontroladas ansias de poder, la codicia y la ambición de la derecha más rancia de este país (y algunos a los que no les viene de casta pero que ven la oportunidad de obtenerla) por hacerse los dueños de todo, se convierte en su fatídico punto débil. Como le ocurre a los tiburones, que una vez desatado el frenesí de la sangre y la carnaza, estos lanzan mordiscos y dentelladas a diestro y siniestro, cegados literalmente, nuestra casposa derecha pretende sacar el máximo jugo, ahora que puede, a la situación de crisis coincidente con la mayoría absoluta del PP en el gobierno. Pero esos mecanismos del miedo, que bloquean a las masas o las inactivan, pueden en cualquier momento volverse en su contra. Una vez que el pueblo siente que ya le queda poco o nada que perder, el miedo adquiere una dimensión muy diferente. Parte de él desaparece y se transforma en rabia. La indignación y la rabia en ausencia de miedo nos llevan a la rebelión. Sobre estos fenómenos, que son bien conocidos por los historiadores, tenemos un ejemplo recientísimo en el barrio de Gamonal en Burgos, y en las muchas manifestaciones y muestras de apoyo que sus vecinos han recibido en las redes sociales. No me cabe duda que el alcalde de Burgos ha debido recibir alguna llamada desde "arriba" para presionarle y para que desistiese definitivamente de su postura de mantener el futuro reinicio de las obras. Ni siquiera a través de una negociación con los vecinos. Esa llamada ha sido fruto del miedo. El miedo cambiado de bando. Estamos pues en un punto de inflexión. Según transcurran los acontecimientos el miedo podrá pasar en mayor o menor medida de un bando a otro, y esto puede desestabilizar definitivamente el país. El reto, en mi opinión, esta en que seamos capaces, todos, de gestionar en positivo esa desestabilización si finalmente se produce. Un reto realmente difícil y complicado, pero no imposible.


Hay varias cuestiones que pueden interferir en todo esto generando diversos escenarios posibles. Por un lado las elecciones europeas, en las que un castigo en votos al PP podría generar cierto alivio del lado de los indignados y contribuir a calmar los ánimos. Si el PP sabe jugar sus cartas y enlazar esa calma con las buenas noticias generalizadas de la macroeconomía, quizás todo aguante hasta las próximas elecciones generales y ahí, el pueblo podría tomar nuevamente la palabra. Otra posibilidad es que el pueblo haya aprendido la lección de Gamonal, y esté a la que salta. Y quizás no llegue a conformarse con poder castigar al partido en el gobierno con su voto en las próximas elecciones europeas y esto podría generar más revueltas y más tensión que, una vez más, tendrá que ser gestionada con tremendas dosis de astucia por parte de los gobernantes para impedir que la situación se les escape de las manos. Puede que además las posibles noticias positivas de nivel macroeconómico, no sean suficientes para calmar la situación, y es otro de los temores del gobierno. Podríamos añadir un ingrediente que por su complejidad pretendo tratar en otro artículo, pero que en este caso también es muy importante, y es la sensación que tienen muchos ciudadanos de que España como país se está resquebrajando a la vista del problema planteado por Cataluña o el País Vasco con las demandas de independencia, y de los problemas y tambaleos cada vez más acuciantes de la monarquía. Sólo he dibujado algunos escenarios y utilizado algunos ingredientes, la realidad es mucho más compleja y llevaría mucho más tiempo desmenuzarla y analizarla, pero con esto me basta para hacer ver que ese traslado del miedo de un bando al otro, del pueblo a los poderosos, se puede producir en cualquier momento si los ciudadanos dan un paso al frente y se plantan ante las instituciones.  


El miedo de los gobernantes preocupa menos, pero el miedo en manos de quienes poseen el patrimonio y el capital (los gobernantes son sus siervos al fin y al cabo, sobre todo los actuales) si que puede resultar mucho más inestabilizador que cuando está del lado del pueblo llano. Porque el pueblo al fin y al cabo lucha por defender su dignidad y sus derechos más elementales. La derecha y el capital, sin embargo, luchan por el poder y llevados por su ambición imperialista de ser amos y dueños de todo, y esto plantearía luchas en las que se pondrían sobre el campo de batalla estrategias, armas y valores muy diferentes en cada caso. Por el bando de la derecha, la experiencia nos dice que podrían ser muy peligrosos. 


¿Qué pasaría si de pronto los españolitos de a pie fuésemos capaces de estar unidos y dispuestos a tomar las calles y las instituciones para defender nuestros derechos de ciudadanos, hacer que sencillamente se cumplan las leyes y normas de convivencia y que dichas instituciones funcionen con lealtad al pueblo?. ¿Qué pasaría si además tuviésemos un proyecto común para este país?. ¿Qué pasaría si de repente pensásemos que sencillamente no necesitamos mantener una Monarquía que nos una y represente a todos, porque somos sobradamente capaces de sentirnos unidos por ese proyecto común?. ¿Qué pasaría si nos diésemos la libertad de decidir entre todos si queremos o no un proyecto común para todas las regiones que actualmente integran el Estado Español y qué proyecto queremos?. ¿Qué pasaría sin sencillamente no tuviésemos miedo?. Pasaría que el miedo cambiaría de bando y la mitad de la batalla estaría ya ganada. 


Darnos la libertad de decidir libremente contando con todos y de dar a luz ese proyecto de país ahora inexistente (no lo hay ni de país ni para ninguna comunidad autónoma, ni siquiera Cataluña o el País Vasco lo tienen), contando con unos partidos políticos y poderes del Estado democráticos y al servicio del pueblo, sería un bonito final para esta crisis. Desde los movimientos sociales y la izquierda están surgiendo diversas iniciativas que si finalmente logran converger, darán muy buenas esperanzas a estos planteamientos.

 



1 Hablar de la derecha de este país no es hablar del PP. Seguramente muchos de quienes han votado al PP no se incluirían en esa derecha a la que me refiero en el artículo, pues no les viene de casta. Aunque si es evidente que esa derecha a la que me refiero si vota al PP, y buena parte de ella votaría a opciones aún más radicales, y de hecho los que ya no se pueden contener o no quieren permanecer ocultos tras la mata, acaparan públicamente opciones de extrema derecha. También es evidente que los actuales dirigentes del PP y miembros de este gobierno, van tomando confianza apoyados en su mayoría absoluta y la radicalidad va asomando, a la vez que quieren mantener contentos a los más extremistas porque saben que necesitarán sus votos y temen divisiones. Por tanto, también podemos decir que hablar del Partido Popular en España no tiene nada que ver con hablar del Partido Popular europeo, donde la democracia lleva años asentada y evolucionando (ellos por ejemplo saben dimitir, y defienden más una ideología que un patrimonio).



2 También la izquierda, cuando ha actuado como poder o lo ha pretendido, ha utilizado el miedo para convencer y ganar votos. Bien lo saben algunos dirigentes de partidos de izquierdas, que también ondeaban las banderas del "miedo a la derecha" en sus campañas electorales. Pero resulta evidente que no son comparables ambas estrategias, no es lo mismo lanzar frases para infundir temor,  que directamente fusilar y torturar.

8 comentarios:

  1. El miedo es un sentimiento muy fuerte, capaz de paralizarnos o convertirnos en superheroes. La clave está en lo que tu llamas "proyecto común". Rara vez el pueblo español a actuado desde la unidad frente a un peligro cierto.................. aunque cuando lo ha hecho, siempre ha sido contundente e imparable.

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  2. me gusta tu blog, mucho ♥ te deseo exito !
    besin
    Nieves

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  3. No me gusta el miedo y no me gustan los bandos, relaciono a ambos con una desigual e injusta distribución del poder, con falta de poder individual y comunitario, con ausencia de racionalidad, empatía, colaboración y entendimiento.Comparto la idea de que antes de intentar cambiar el mundo atienda la realidad de mi casa en sentido amplio, mi persona, mis ocupaciones, mis gentes y mi entorno....actuar en lo local sin olvidar lo global y es difícil controlar el ego, ser consecuente con los valores, equilibrar el pensar-sentir-actuar, relativizar nuestras referencias para dar espacio, aunque sólo sea para observar sin prejuicios las ajenas. Cierto, hablo desde lo micro pero no creo que tenga buen futuro abordar lo macro sin revisar los pequeños egoismos, las cotidianas mentiras, el cómplice conformismo, la parcelación interesada de la realidad en que vivimos. Es invierno y mi entusiasmo y confianza con la especie humana está en baja intensidad, a pesar de ello intento reconocer y valorar a la buena gente y sus buenas obras,tb estar cerca de ella, recargar pilas y compartir reflexiones con autocrítica. SALUD-os.

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    1. Pues muchas gracias por tu aportación y por tu sabia reflexión que comparto. Sobre todo en lo primero que dices "relaciono a ambos con una desigual e injusta distribución del poder, con falta de poder individual y comunitario, con ausencia de racionalidad, empatía, colaboración y entendimiento". Pero si que pienso, que una vez que se han generado esas desigualdades de poder, y unos aprietan en la forma injusta y cruel que lo están haciendo, desgraciadamente se acaba venciendo el espacio para esos valores y acciones que resaltas. Ese es el peligro que veo y lo que aún estamos a tiempo de evitar. Para evitarlo, en mi modesta opinión, hay que descargar muchas más dósis de esa racionalidad, empatía, colaboración y entendimiento que nunca, pero dejando claro dónde deben estar los límites morales y de justicia. Y conseguir que el equilibrio de poder se restablezca. Si se acaban venciendo los plazos, si se sigue tensando la cuerda y se sobrepasan los límites en exceso, entraremos en un escenario dónde tristemente no serán esos valores que citas los que predominen. La historia lo ha demostrado en muchas ocasiones y la crueldad inimaginable aún no ha sido borrada de nuestros genes por la evolución. Tenemos que mantener la confianza y luchar todos para que la realidad cambie bajo el paraguas del sentido común, la libertad, la creatividad y la convivencia en armonía. Saludos.

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  4. Creo que este vídeo ejemplifica claramente el uso del miedo por la derecha (¡ojo!, Gato al agua):
    http://youtu.be/Ad6s--1cPNI

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